La nave de los condenados pone sobre la mesa experiencias que parecen lejanas, pero que en el fondo todos, en mayor o menor medida, conocemos de cerca. En el Medioevo europeo se pensaba que la locura se originaba por una piedra que había en el cerebro. El tratamiento, por supuesto, consistía en abril el cráneo y sacarla. Es difícil que hayan encontrado muchas piedras —seguro se contentaban con algunos pedazos de cráneo—, pero si se verdad esa fuese la causa de la locura, este libro sería un muestrario de esas piedras, una exhibición de nuestros fantasmas y nuestros tormentos, una mirada hacia aquello sobre lo que es mejor no hablar, sobre lo que es mejor mandar a otro lugar cuanto antes, pero que, al mismo tiempo, nos interpela todo el tiempo.
En este sentido, los cuentos que integran esta antología parecen responder a una misma pregunta: cómo expresar aquello que se escapa de nuestro marco de realidad. Las diversas respuestas, lejos de tanquilizarnos, debieran incomodarnos. Después de todo, la condena de los tripulantes de esta nave parece ser la misma: no hay forma de anular los monstruos que habitan bajo lo que se nos ha inculcado como normalidad.
La nave de los condenados: Antología de cuentos de terror ilustrada por Alba stn
Nació en Santiago en 1948. Es escritora, principalmente de cuentos y novelas. Además, es profesora de Castellano y Literatura. Pertenece al movimiento de la nueva narrativa chilena de la década de los ochenta y la posdictadura. En 1985 publicó el libro de cuentos Entreparéntesis, con el que ganó el concurso de la Municipalidad de Santiago. En 1986 publicó su primera novela, Óxido de Carmen, ganadora del Premio Bombal. Posteriormente, recibió el Premio de la Editorial Andrés Bello por su novela Amalia en el umbral, que fue publicada en 1990. Ha ganado importantes premios, entre los que destacan el Letras de Oro en 1989, otorgado por la Universidad de Miami, el Premio Manuel Montt en el 2000, y el Premio Municipal de Santiago, que se ha adjudicado tres veces.